Los objetivos comunes de las personas
que componen la organización
Pedro Dobrée
pdobree@neunet.com.ar
Organización: Conjunto de personas que tienen un objetivo en común y una
estructura interna deliberada.
El objetivo en común
El artículo pretende hacer algunas reflexiones sobre el tema
del objetivo común de las personas en las estructuras. El tema no es menor y su
importancia se demuestra por la frecuencia con que el concepto aparece en las
diversas definiciones de organización y por la obvia relación que tiene con las
necesidades de coordinación de las tareas requeridas para el logro del
resultado final.
Las personas tenemos todas, objetivos personales. Dinero
suficiente como para disfrutar de ciertos bienes que nos parecen apetecibles,
la ejecución de una tarea que nos depare satisfacción a nuestras inclinaciones
artesanales o artísticas, la ejercitación de actividades deportivas, enfrentar desafíos de diversa naturaleza y
vencerlos, ejercer el poder sobre otros, sentirnos integrados a grupos sociales
pequeños, colaborar con la calidad de vida de vecinos o conciudadanos, lograr
pruebas de de nuestro bienestar en el futuro o en épocas en las cuales nos es
imposible procurar remuneraciones que sostengan la calidad de vida al que
aspiramos, ser reconocido por la ocupación de un rol destacado en la comunidad,
obtener muestras de estima, aumentar nuestra capacitación e idoneidad
profesional, asegurar bienestar para los miembros de la familia aún luego de
nuestra muerte, etc. etc. cada persona presenta una mezcla de objetivos
personales cuya naturaleza varía de individuo a individuo y hasta también, para
un mismo individuo, de momento a momento.
Atento a esta enorme diversidad, ¿cómo es posible que el
conjunto de personas, cada uno con sus objetivos personales, tengan objetivos
en común? Este es el dilema central, pues la organización no podrá obtener sus
resultados esperados sin ellos.
En muchos casos, por suerte, el problema está resuelto antes
de que se presente.
Previo al ingreso a una organización política, los nuevos
miembros participan del deseo de hacer prevalecer la ideología de sus
partidarios.
Hay personas que quieren ingresar al plantel docente de una
institución educativa, para desde allí obtener una remuneración que les permita
vivir, a la vez de ejercer una actividad que les satisfaga su vocación de
enseñar.
Lo mismo ha de ocurrir con quien desea pertenecer a las filas
de un organismo de investigación - V.g. el CONICET o un laboratorio medicinal o
una empresa de desarrollo tecnológico - pues allí satisface sus deseos de
dedicarse a la ampliación del horizonte conocido de la ciencia y de la técnica
en las ramas en las cuales se han formado.
Los médicos en un hospital, los bioquímicos en un
laboratorio, los contadores públicos y los abogados en estudios contables y
jurídicos, los ingenieros agrónomos y los veterinarios en establecimientos
agrícola ganaderos, etc., buscan hacer coincidir algunos de sus objetivos relacionados
con su vocación profesional, con los de la organización al cual van a
pertenecer.
En el ámbito del comercio y de la industria también ocurre. A
quien le resulta placentero relacionarse con gente, se ha de sentir cómodo en
un equipo de vendedores; quien tiene un espíritu ordenado y rutinario, siente lo
mismo trabajando en la contaduría de una empresa.
Quién no ha podido percibir en un inspector municipal de
tránsito o en un guardia de seguridad de un banco, cierta satisfacción por el
poder que emana de su función y del uso de un uniforme?
De todas formas, es posible pensar en mucha gente que buscan
ingresar a organizaciones solo por lograr de esta una remuneración que le
permita vivir. Inicialmente entonces y para estos casos, no hay razón para
pensar que el nuevo miembro del grupo comparta con los demás objetivos en común,
más allá de aspirar a que sobreviva la fuente de sus ingresos.
Pero el hombre, y la mujer, es un ser social, que necesita
vivir en grupos y la vida en grupos no es exclusivamente la circunstancia de
compartir un espacio determinado; es también compartir una cultura y un
conjunto de objetivos.
Al poco tiempo de estar en la organización, el nuevo miembro
busca su pertenencia a los grupos internos y esto significa que inicia un
proceso de incorporación de los objetivos del conjunto a los propios.
De no ser esto así, para muchos la vida laboral sería muy
difícil de sobrellevar, sometiéndose periódicamente a una rutina que no le
depara placer, pero si, stress, aburrimiento y cansancio.
La organización deberá ser consciente de esto y ayudar a la
incorporación de los objetivos comunes. Este es una de las razones principales de la
actividad de los equipos de Administración de Recursos Humanos.
Claro que no absolutamente todas las situaciones son fáciles.
Hay miembros de las organizaciones que se enfrentan con barreras para
incorporarse a los equipos internos. Para poder hacer claro esta afirmación, se
mencionan tres razones de la aparición de las mencionadas barreras: razones
psicológicas, razones ideológicas y razones de posicionamiento gremial.
Hay quienes, por su
particular personalidad, no logran asumir las metas de los demás y
mantienen una actitud negativa y perjudicial – aún para ellos mismos – respecto
al logro de los objetivos en común. Con frecuencia son personas disconformes
con si mismo, con una historia de frustraciones en su vida o episodios de
desengaño en su pasado.
En segundo lugar, hay un subconjunto de personas que no logran nunca
compartir los objetivos comunes porque no logran compartir ideológicamente las
bases conceptuales de esos objetivos.
En algunos de estos casos, los disidentes internos son el
producto de su pertenencia a grupos políticos de izquierda, que niegan la
existencia de la autoridad o repudian la generación de plus valía por parte de
los propietarios privados de los medios de producción.
Pueden, también, sentirse contrariados por los métodos de la
organización que no cuida el medio ambiente, ignora o destruye la cultura de
ciertas etnias o perjudica el nivel de ingresos de parte de la población pues
cuenta con recursos muy superiores en la contienda competitiva.
Finalmente y en tercer lugar, se ubican los empleados
de una organización que están afiliados a, o simpatizan con, un sindicato que
mantiene un prolongado – eterno a veces – conflicto con la patronal.
La adhesión y el conflicto funcionan como barreras,
frecuentemente insalvables, para la incorporación de los objetivos de la
organización. Tanto, que se puede
suponer que cuando todo el personal está involucrado en esta descripción, la
organización es solo una cáscara hueca que no logra cumplir con sus objetivos.
Si no se logra cumplir con los objetivos organizacionales ha
de ocurrir lo que indica la sentencia de Peter Drucker: “organizaciones que no
cumplen con la satisfacción de necesidades de la sociedad o de los individuos,
perecen”.
Esto podría no ser cierto en el caso de algunas
organizaciones del Estado que solo se mantienen vivas porque están enchufados a
un “respirador artificial”: el presupuesto central.