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sábado, 26 de febrero de 2011

Mi biblioteca: El Gran Arreo



Pedro Dobrée

Desde hace un tiempo llevo adelante una lucha sin cuartel.

Por un lado mis impulsos de hacer el comentario de este libro, explicando a los lectores cuales son sus partes y las características de la obra. Por otro los impulsos de no hacerlo, en razón de que soy el autor y que por cuestiones de pudor, no parece correcto que yo comente mis propios resultados. 

Varios amigos me han expresado que estas cuestiones de pudor son, en este caso al menos, poco importantes y que no puedo yo desperdiciar una oportunidad de difusión de la novela. Toda obra de arte me dicen, sea cual sea su valor artístico, se crea para que sea apreciada por la gente, favorable o desfavorablemente. Es decir, no se escribe para sí, sino para otros.

En la lucha ha ganado finalmente, como Uds. aprecian al leer esto, el lado que proponía incluir el libro en los comentarios del blog.

El libro se llama “El Gran Arreo, una epopeya de pioneros patagónicos. Septiembre 1888 a Junio 1890”, ya saben por quien está escrito y fue publicado en el año 2006, por la editorial Zagier y Urruty, Pub.  Zagier en una oportunidad me dijo que tenían la editorial mas austral del mundo, y debe tener razón, porque esta en Ushuaia.

Que clase de libro es? Es una novela histórica. Es decir, una descripción de un hecho histórico pero en donde incluyo algunos aspectos frutos de mi imaginación y de mi experiencia, tratando, en este caso al menos, de reflejar lo mas fielmente posible, la realidad de lo que ha sucedido.

Las grandes majadas en las provincias de Santa Cruz y del Chubut, base de su economía ganadera, tuvieron 3 orígenes: ovejas traídas por barco desde las Islas Malvinas, arreos desde la zona de Punta Arenas y Tierra del Fuego en Chile, y finalmente, arreos desde las zonas comprendidas en el triángulo Conesa, Valcheta y la costa del Atlántico, en el territorio del río Negro.

Personalmente tengo identificados muchos arreos de ganado y deben ser aún más. Se arriaban ovejas, caballos y vacunos, inicialmente desde río Negro hacia el sur, para poblar, y luego desde el sur hacia Buenos Aires para su venta.

De todos estos, hubo uno que mi padre y algunos coetáneos llamaban el Gran Arreo: por su tamaño, por el tiempo que duró en realizarse y por la eficiencia con que se llevó a cabo.

Fue organizado y conducido por cuatro pobladores de la zona de San Julián y de Río Gallegos, en la hoy Provincia de Santa Cruz: 3 escoceses oriundos de las Islas Malvinas y un australiano.  Salieron de Conesa con 5,000 ovinos y 500 caballos, comprados estos en la región de Cura Malal, al norte de Bahía Blanca, y arribaron al río Gallegos con un excedente de 3.000 ovejas. Demoraron casi dos años para hacer un arreo de más de 2.000 kms., con dos esquilas y un invierno de por medio, cruzaron varios ríos de gran caudal, enfrentaron los desiertos sin agua, la nieve del invierno y el viento constante y fueron un ejemplo de esfuerzo, disciplina y entereza.

Sentí una necesidad de escribir todo esto, pues se estaban muriendo aquellos que sabían algo de lo que había pasado y pronto no habría quien contara. Para colmo los descendientes de Jamieson, el australiano, prestaron en la década del 50 y antes que se hubiera inventado la fotocopiadora, un diario que su bisabuelo escribía todas las noches, a la luz del fogón, durante los dos años de la travesía. Nunca más fue devuelto.

Estructuré la historia sobre la vida imaginada de un jovencito, contratado como arriero en Conesa, que desde su casa en Río Gallegos, ya viejo, recuerda los sucesos vividos. Los capítulos se arman sobre las grandes etapas del arreo. Desde el este rionegrino hasta el valle del río Chubut, en el territorio del Chubut y luego en Santa Cruz, incluyendo el azaroso cruce del gran río que le da nombre al territorio. Finalmente la llegada a destino.

Muchas de los hechos que debí imaginar para esta historia, son anécdotas de mi padre y de sus amigos, que en épocas más cercanas, vivieron en la estepa patagónica la dura vida rural, frente a las adversidades del aislamiento y el clima inhóspito.

No me cabe evaluar la obra, esto es tarea de sus lectores. Puedo decir si que lo he escrito con amor, con la nostalgia de mis años jóvenes junto a mis padres, tratando de reflejar lo que ha pasado, en un acto de homenaje a quienes con sufrimiento y anonimato, pusieron todo lo propio para que las generaciones que los sucedieron, nosotros, vivamos mejor.

1 comentario:

  1. He leído hace poco tiempo el libro de tu autoría y quisiera hacerte una pregunta.
    Cómo es posible que el protagonista de tu novela, que cuenta toda la historia del arreo, siendo un joven sin mayor experiencia ni instrucción, que hasta el momento del inicio del viaje no había salido del pequeño y aislado pueblo de Gral. Conesa, pueda tener una cultura general importante y una capacidad de raciocinio llamativa?
    Más allá de tu respuesta a mi pregunta, te aviso que me ha encantado el libro, que pienso que ha sido escrito con una especial sensibilidad por los animales, por la vida rural, particularmente la de la estepa patagónica. y por el registro de hechos que hacen a nuestra historia de la gente común. Felicitaciones.

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