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miércoles, 29 de diciembre de 2010

Sembrar trigo en General Acha - Un caso para estudiar teoría de decisiones


Pedro Dobrée


Desde hace muchos años, Jaime Señudo  miraba con envidia hacia los costados de la ruta cuando viajaba desde el Alto Valle del río Negro hacia Río Cuarto, en la Provincia de Córdoba, y pasaba por la localidad de Gral. Acha, en la Provincia de La Pampa.
Siempre deseó tener campo en la pequeña región del Valle Argentino, “… unos 20 kilómetros – explicaba - antes de llegar a Gral. Acha y hasta algo más de 40 kms. hacia el norte, sobre la Ruta Nacional 35, pasando Padre Buodo”. La pequeña región está sobre el borde centro oeste de la Pampa Húmeda, esa región que le permitió a la Argentina, durante el siglo XX, ganarse el mote de “El Granero del Mundo” y constituirse en uno de los productores más importantes de trigo del planeta. Caminando hacia el Este, comenzaban los trigales, hacia el oeste, el desierto inerme.
Le había prometido a la familia que si algún día ganaba un premio importante en la lotería, usaría el dinero para comprar campo allí. Y con eso se convertiría en un productor de trigo, un sueño que alentaba desde que era adolescente.
Y finalmente ganó, bastante, y ya pudo, mediante una firma inmobiliaria de Santa Rosa, comprar aproximadamente 2.000 has., con una casco pequeño y prolijo, 12 kilómetros hacia el norte de General Acha, cerca de la Laguna de Utracán. Pagó el 60 % al contado y se comprometió a pagar el saldo en 4 años.
En cuanto le dieron posesión del campo, se instaló en un hotel en la esquina de Roca y la ruta que cruza la ciudad, y desde allí comenzó a dirigir las obras de refacción del casco, para que en el verano su esposa y sus hijos pudieran pasar sus vacaciones con él.
Pero estaba preocupado ahora por la deuda que había contraído. Con poca experiencia, pero con entusiasmo, comenzó a preguntar por las posibilidades de sembrar trigo en su nueva propiedad. Era urgente generar ingresos que le permitieran cancelar los pagarés que habían sido firmados. “Si le toca un año de lluvia suficiente, lo podrá hacer…” le comentó Don Manuel Sufiaur, un viejo poblador de la zona, con quien ya había aprendido a tomar café a la mañana temprano en el Bar Del Caldén, frente a la plaza central del pueblo. “Pero lloverá?” preguntó Jaime a los varios que en ese momento compartían la larga mesa. “Nunca se sabe” le contestaron dos. “Vaya a lo seguro… le dijo el cuñado de Sufiaur … alquile el campo: es menos dinero que un buena cosecha, pero no tiene tantos riesgos”.
Esa noche Jaime Señudo se quedó hasta tarde en la recepción del hotel, haciendo cálculos. Tenía cierta familiaridad con la información que necesitada y con su notebook conectado al wi – fi del lugar, su teléfono celular y una libreta con apuntes sobre costos, rendimientos, precios actuales y “futuros” del cereal, construyó una pequeña tabla de alternativas y sus consecuencias.
Ahora podría tomar una decisión, “… pero no conozco cuales son las probabilidades de que llueva en esta zona durante la próxima temporada triguera”.
Luego de pasar en limpio el cuadro que había elaborado, juntó sus papeles y se fue, preocupado, a dormir.
El cuadro le indicaba que para la alternativa de alquilar el campo a quien tuviera ganado de engorde, los resultados serían de ganancias por 500.- pesos por hectárea, si estos estuvieran pastosos por lluvias abundantes, en los próximos meses.  Si, por el contrario, las lluvias fueran escasas. o casi nulas, la ganancia se reduciría a $ 300.-
Pero por otro lado, si sembrara el trigo, sus ganancias serían de 700 pesos por hectárea en el caso de que lloviera lo suficiente, pero si así no lo fuera, las ganancias se tornarían en pérdidas y estos serían de $ 200.- Esta alternativa era la mejor, podría cumplir su sueño, honrar sus compromisos y contar con saldos suficientes como para transitar tranquilo hasta el año venidero. Pero, si llovía.
En cuanto despertó pensó en el dato de las probabilidades que le faltaba. Se vistió y bajó al desayunador del hotel. Mientras masticaba una medialuna preguntó al propietario donde estaban las oficinas más cercanas de INTA[1], suponiendo que allí le podrían ofrecer un servicio de pronósticos climáticos.
Anguil está sobre la RN 5, a 26 kms. de la ciudad de Santa Rosa, hacia Buenos Aires. Para allí partió,
Anguil es una población muy pequeña y no costó encontrar a la Estación Experimental. A la recepcionista que lo recibió, le pregunto por alguien quien pudiera darle anuncios sobre lluvias futuras en ese año.

Situación final I
Luego de explicar su problema, al Ingeniero Agrónomo Julio Menguilla le preguntó si lo podía ayudar. “ Si, con todo gusto …le contestó … tengo un largo registro mensual de lluvias caídas en la zona de su campo, que se inicia en el año 1947. Tengo también un novedoso programa que procesa esta información y elabora un pronóstico de precipitaciones para los meses venideros, al momento en que el programa es corrido.”
Luego de conversar unos minutos sobre las perspectivas de la producción de granos en el país y en la región, el Ing. hizo algunos cálculos con un lápiz sobre un papel y los ingresó en la PC que tenía sobre su escritorio.  Pocos minutos después, de la impresora emergió una hoja que Señudo retiró. Sobre este leyó que la probabilidad de lluvias que aseguren una buena cosecha de trigo, si sembrara en los próximos 15 días, era del 60 %, Obviamente, también había un 40 % de probabilidades de que la cosecha fracasara, debido a la falta de humedad.

Situación final II
Luego de explicar su problema, al Ingeniero Agrónomo Julio Menguilla le preguntó si lo podía ayudar.
“Lo lamento … le contestó … teníamos la posibilidad de ayudarlo, pero durante la última tormenta eléctrica hubo un accidente en nuestro P.C. y hemos perdido la información que Ud. ahora necesita. Le ruego que nos perdone … podremos ayudarlo en otra cosa?” Señudo conversó un rato con el Ing. Menguilla sobre el negocio de la producción de cereales en Argentina y la región y se levantó para despedirse.
Preocupado, mientras volvía ya de noche en la ruta, reflexionaba sobre sus acciones futuras.

Consignas:
  • Hacer una descripción concisa de los objetivos de Señudo, en cuanto a la producción de su nueva propiedad agrícola y para los cuales debe ahora tomar decisiones.
  • Mencionar, en cuanto a los estados de información, en que situación se encuentra la decisión, en la Situación Final I y luego en la II
  • Construir la matriz de Alternativas y Consecuencias.
  • En cuanto a la Situación Final I, aplicar el método del Valor Monetario Esperado para resolver el problema; indicar la alternativa más conveniente
  • En cuanto a la Situación Final II, seleccionar un método de solución y luego aplicar V.M.E.; indicar la alternativa más conveniente.
  • Hacer un análisis de sensibilidad del modelo construido, aumentando dos veces las probabilidades de lluvias de la Situación Final I, en un 10 % cada vez. Comparar los resultados de las nuevas situaciones con la originalmente calculada.





[1] Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria. Organismo del Estado Argentino cuyos objetivos son la investigación en materia de producción para áreas rurales y el asesoramiento a productores.

1 comentario:

  1. guaaa!! me encanta el blog, siempre encuentro temas muy interesantes.

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