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viernes, 27 de agosto de 2010

Estrategia en los negocios. Primera parte: sus orígenes militares



Autor:  Lic. Leonardo N. Ibacache [1]


El concepto de estrategia proviene de la palabra griega “strategos”, que significa “jefes del ejército”. Tradicionalmente utilizado en el terreno de las operaciones bélicas, sólo en una época bastante reciente este término ha sido aplicado a otras actividades humanas y, en particular, a las vinculadas a los negocios.
Su empleo en la administración significa mucho más que sus acepciones de carácter militar, aunque su origen militar ha sido fuente de su terminología en la administración e incluso existen obras clásicas sobre estrategia organizativa  provenientes  de ese ámbito.
Sin duda las dos obras más significativas y más antiguas pero dotadas de una inmensa vigencia en este sentido son: “El arte de la guerra” de Sun Tzu y “Sobre la guerra” de Karl Von Clausewitz.

Sun Tzu, fue un legendario general chino, autor del más antiguo tratado militar chino, “El arte de la guerra”, escrito en torno al 500 a.C., en el que describe el armamento chino junto con sus sistemas de mando, comunicación, disciplina, distinciones de rango, estrategia y logística

Por su parte, Karl Von Clausewitz (1780 - 1831) fue militar y teórico de la guerra, prusiano. Director de la escuela de guerra de Berlín (1813-1820) elaboro una teoría militar y analizo el fenómeno bélico como un todo orgánico. Sus obras fueron editadas con el titulo de “Obras póstumas sobre la guerra” y “la conducción de la guerra” (1932-37, 10 volúmenes)

Básicamente el merito de estos autores es que fueron los primeros en plantear una sistematización analítica acerca de la guerra y el accionar en esta instancia. Pero ambos, a su modo reconocen la diversidad posible de resultado finales dado que en definitiva ningún destino esta escrito, aunque obviamente, no es menos cierto que aquel no tiene objetivos predeterminado no corre el riesgo de alcanzarlos, y por lo tanto, cualquier destino al que llegue, indistintamente de cual sea este le parecerá igualmente bueno.

Fragmentos del libro: “El arte de la guerra” de Sun Tzu

“Quienes sean capaces de planificar la victoria desde el templo, antes de iniciar los combates, lo deberán a sus completos y esmerados cálculos preliminares. Si presagian la derrota es porque aun no tienen planes ni preparativos adecuados, y las condiciones para la batalla son insuficientes.
Quienes planifiquen, se preparen suficientemente y cuenten con las condiciones adecuadas podrán triunfar. Quienes no dispongan de planes y preparativos adecuados y de condiciones suficientes sufrirán perdidas.”

“Cada vez que ganes una batalla, evita repetir las mismas técnicas; transfórmalas de acuerdo a las circunstancias”

“Así como el agua esta circunscripta por el lecho del rio que cambia de curso, de la misma forma, en la batalla decidirás tus tácticas de combate de acuerdo a las circunstancias que te ofrezca el enemigo.
En la guerra jamás las condiciones son idénticas ni permanecen constantes. Todas las formas de combatir cambian. Por todo lo expresado, quien conquista el triunfo mortificando sus estrategias de acuerdo a los cambios que observa en su contrincante, merece ser llamado Maestro en estrategia.
Los cincos elementos (madera, tierra, fuego, metales y agua) interactúan mutuamente pero ninguno predomina en forma indefinida; las cuatro estaciones se alternan, ninguna es eterna; hay días cortos y largos; la luna va menguando y creciendo permanentemente”

Fragmentos del libro: “De la guerra” de Karl Von Clausewitz

“La estrategia es la utilización de un encuentro para alcanzar el objetivo de la guerra. Por ello, debe proporcionar un objetivo a toda la acción militar, un objetivo concordante con el de la guerra. En otros termino, la estrategia traza un plan de guerra y, teniendo en cuenta un objetivo, planea cada una de las campañas y los encuentros que tendrán lugar en cada una de ellas. Como estas cuestiones en su mayoría sólo pueden determinarse con presunciones, y algunas de ellas no se materializa jamás, y otras no pueden preverse de ninguna manera, se hace evidente que la estrategia debe ingresar en el campo de batalla con el ejercito para arreglar las minucias sobre el terreno y hacer cambios sobre el plan general, lo que es necesario constantemente. Por lo tanto la estrategia nunca deja de trabajar.
Esta perspectiva no siempre fue adoptada, al menos conjuntamente, lo que se evidencia en la vieja costumbre de mantener la estrategia dentro del gabinete y lejos del contacto con el ejército. Esto sólo puede ser admisible si el gabinete esta tan cercano al ejercito que puede ser considerado como su principal cuartel general. [….]”

“Ciertamente, los medios que utiliza la estrategia son tan ilimitadamente aprehensibles y conocidos por su repetición continua que no es saludable para el sentido común que los estudiosos se refieran a ellos con una jactancia acentuada. La acción de rodear un flanco, que ha sido practicada mil veces, es considerada por algunos como síntoma del genio más brillante; para otros, es prueba del conocimiento y el análisis más profundos. ¿Es posible que existan en el medio académico exageraciones tan absurdas?
Esto se vuelve más absurdo si pensamos que estos mismos analistas, de acuerdo con la opinión más extendida, separan de la teoría todas las fuerza morales y sólo permiten considerar las fuerza materiales, de manera tal que todo queda determinado por relaciones materiales de equilibrio y supremacía, tiempo y espacio, y algunas líneas y ángulos. Si sólo se tratara de esto, entonces seria algo despreciable, de lo que no podría extraerse un problema científico para un simple escolar.
Pero tengamos presenta que aquí no se trata de problemas y formulas científicas. Todas las relaciones de las cosas materiales son muy sencillas. Entender las fuerzas morales que intervienen es más complejo. Pero incluso en lo concerniente a estas fuerzas, las complejidades intelectuales y la diversidad de cantidades y relaciones sólo deben buscarse en las esferas superiores de la estrategia. En este punto, la estrategia se toca con la política y el gobierno o, mejor dicho, se convierte en ambos simultáneamente y, como dijimos anteriormente, estos influyen más sobre lo mucho o poco que se hará sobre como se llevara a cabo. Donde prime esta ultima cuestión, como en los actos aislados de la guerra, ya sea pequeño o grande, los valores morales y mentales se reducen a una pequeña cantidad. ´[…..]”


Bibliografía consultada:

-        Mintzberg; Henry y Quinn, James Brian (1988) “El proceso estratégico” conceptos, contextos y casos. Capitulo 1: “El concepto de estrategia”, Paginas 11 a 22. Ed. Prentice Hall. México.
-        Sun Tzu (2003) “El arte de la guerra”, Capitulo 6 “la alternancia de lo lleno y de lo vacío”, paginas 37 a 44. Ed. Pluma y papel ediciones. Argentina.
-        Clausewitz, Karl Von (2004) “De la guerra”, del Libro tercero (síntesis), capitulo I, paginas 119 a 125. Ed. Ediciones Libertadores. Buenos Aires.



[1] Licenciado en Administración,  Analista en marketing y estudiante avanzado de la licenciatura en Sociología.
Docente a cargo de la materia “Administración Financiera” en Universidad de Flores y ayudante en la asignatura “Administración de ONG´s” y Tercer Sector” de Universidad Nacional del Comahue. Además dicta las materia: “Organización de empresas” en el Instituto Terciario “Isi College” y “Administración I” en el Instituto Superior Terciario “General Roca”.

2 comentarios:

  1. Ing. Juan F. Fernández29 de agosto de 2010, 18:03

    Gracias; me interesó el arte de la guerra como base de la estrategia.
    Es de gran aplicación en el marketing, estrategias y ventajas competitivas.
    Neuquén, 3 de Agosto de 2010

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  2. Lic. Luis María Canister – (U. C. Cba.)29 de agosto de 2010, 18:05

    Me pregunto cuánto valor tienen los contemporáneos autores de libros de estrategia, montados sobre una moda y estrategia – valga la redundancia - de consumo y comercialización de libros, supuestamente recomendables para mejorar la acción organizacional. Me pregunto si no será mejor la relectura de los clásicos, como los mencionados por Ibacache y algunos más, como Mintzberg y Drucker.

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